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LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Hace algún tiempo respondí un tweet porque me pareció necesario hacerlo. Se trataba del derecho de pensar y expresar las ideas libremente como se supone que debe ser. Eso podríamos creer todos que es algo garantizado como un hecho natural e inherente al ser humano.

En el tweet original, la persona afirmaba, más o menos,  que toda persona tiene el derecho de pensar y expresar sus ideas libremente en cualquier lugar y medio disponible. En aquella ocasión yo respondí que esto es verdad, pero decir la verdad en un foro público es siempre controversial e impredecible. Y es que la verdad puede conllevar demasiado peso, insoportable para algunos.

Pongamos por caso EEUU. Este país, supuesto paladín en el mundo de la libertad individual, avalada incluso por la primera enmienda a la constitución, que garantiza la libre expresión, la libertad de prensa, el derecho de asociación y la posibilidad de demandar al gobierno para garantizar ciertos derechos que se han violado o dejado de garantizar. En la práctica, ejercer esos derechos conlleva muchos problemas. De hecho, decir tu verdad puede ofender a otros que esgrimen o manifiestan otras ideas o principios. Si expresas tus ideas, ya sea a favor o en contra, sobre algunas razas o grupos étnicos, sobre el homosexualismo, o acerca de otros temas considerados tabú, puedes enfrentar serios problemas. Entre ellos, perder el trabajo, etc.

Entonces, ¿hay o no hay tal libertad de expresión en EEUU? Parece que sí, pero no. El problema reside en que si te expresas abiertamente favoreciendo o condenando esto o aquello, te pueden acusar de ser un potencial discriminador en perjuicio de las personas o grupos afectados por tus comentarios. Esto pudiera ser verdad,  sin embargo, de hecho, se viola la primera enmienda que le garantiza a cada ciudadano esa posibilidad o derecho de expresarse con plena libertad.

La situación es de por sí extremadamente compleja y  no fácil de solucionar. Porque entre otros factores importantes, la verdad es relativa; y el derecho de uno comienza donde termina el de otro. Situación que pudiera complicarse en grado superlativo si ambos derechos se superponen o interfieren entre sí.

En otros países el problema pudiera ser similar o peor. Sobre todo en los países totalitarios donde la verdad es esgrimida y manipulada única y solamente por el estado.

Sin embargo, decir la verdad aunque sea a medias pudiera ser fácilmente manipulada, con total impunidad, cuando los medios de información y comunicación de un país,  incluyendo los llamados democráticos, están en manos de un clan, que como una sola voz y autoridad, controlan estos medios. Y casi siempre ese clan no responde a los mejores intereses de las naciones que dicen representar, sino que van minando los mejores valores y tradiciones año tras año hasta hacerlos desaparecer paulatinamente para dar paso a la podredumbre y la destrucción que sutilmente inoculan y promueven con el obvio objetivo de aniquilar esa nación e implantar un “orden nuevo”, ajustado a sus malsanas intenciones.

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